El glamour de los años 50

Los renovados vientos de posguerra devolvieron femineidad y belleza a la mujer.
Durante estos años, las mujeres celebraron el fin de la guerra y se valieron de modelos espléndidos para mostrar su “vuelta a la felicidad”. La sencillez y austeridad propia de los años 40, comenzó a quedar atrás.
El fin de los conflictos bélicos mundiales supuso todo un reacomodamiento de la rutina en el hogar, el cual, entre otras cosas, empujó a las mujeres a salir de sus casas y comenzar a forjar una cotidianidad más social, cimentada en las salidas y reuniones. Para esto la mujer necesitaba lucirse glamorosa y femenina.
Sin duda, uno de los grandes referentes de la década en cuanto a la moda fue el diseñador Christian Dior, quien impuso el llamado “New Look”, con el clásico traje de falda y chaqueta al cuerpo. También Chanel marcó su regreso con las polleras angostas, su nuevo traje de chaqueta ribeteada y los bolsos con cadenas.
Durante los años 50, la moda estuvo también influenciada por los artistas y personajes famosos del momento como Elvis Presley, Marlon Brando, Marilyn Monroe y Brigette Bardot.
Los peinados de la época oscilaban entre las imitaciones al look Elizhabeth Taylor, más bien corto y algo ondulado y las arreglos recogidos y con flequillo, más usual en las adolescentes. Los sombreros y moños, característicos de los 40, iban perdiendo protagonismo.
Modelos propios de esta década son los vestidos hasta la rodilla, de hombros anchos y cinturas bien sujetadas, tipo “avispa”, que pretendían dejar a la vista las curvas armoniosas de la mujer.
De manera paralela al glamour ostentado por las mujeres, hace incursión también en esta década una moda juvenil, de carácter callejero denominada “Beatnik”, la cual estuvo caracterizada por un estilo desalineado que respondía a las influencias rockeras de aristas americanos.
En los 50, el look de amas de casa perfectas incluía combinaciones como el azul turquesa en las sombras y el naranja en los labios. El peinado, de postizos tiesos por la laca, reflejaba el mismo aire artificial del maquillaje.
Durante los años cincuenta, la mujer se vió de nuevo atrapada en un estrecho corsé, tanto en sentido literal como figurado. Tras haber apoyado a su marido durante la guerra, deseaba volver a ser totalmente femenina, y para ello renunció sin saberlo a parte del terreno ganado para meterse otra vez en la cocina: representaba el ideal de casita en el campo, perfectamente decorada a la última, con electrodomésticos que falicitaban las tareas y con un aspecto impecable desde la mañana a la noche.
La silueta del "New Look" también se reflejaba en la ropa de diario. Los trajes volvían a ser la parte principal del ropero de muchas mujeres. La mayoría de las faldas eran estrechas y llegaban a media pierna. Las chaquetas eran entalladas y presentaban un pequeño faldón, así como una solapa muy marcada, pero que no era muy larga.


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